Introducción
A lo largo del curso de la Historia la vida más o menos agitada de las poblaciones se ha visto perturbada de una manera repentina por las fuerzas de la naturaleza que han actuado escapando a todo control, arrasando campos, destruyendo ciudades y matando a las gentes sin remedio posible. Algunos de estos acontecimientos han llegado a marcar el desarrollo de algunas comunidades, de algunos entornos urbanos de importancia e incluso de ciertas civilizaciones. Este fue el caso de Pompeya y Herculano convertidas en ruinas por el Vesubio durante el imperio de Nerón. Otras veces los terremotos podemos decir que han podido cambiar la Historia, por ejemplo los ocurridos en 1431 posiblemente retrasaron la toma de Granada en más de sesenta años. Estos terremotos se sintieron en una amplia zona que, por lo que deducimos de los documentos y crónicas, al menos afectaron desde Granada al Sur de Francia, dejaron rastro de su actuación en las crónicas y memorias de aquellos años en una amplia zona de la geografía peninsular.
Sobre la Sismicidad Histórica de la zona de Atarfe estamos por el momento bien informados. Estamos hablando de dos sucesos diferentes. El primero tuvo lugar en abril de 1431 y se situó probablemente cerca de la localidad de Atarfe. La segunda, que probablemente fue mucho más grande, ocurrió a principios de Julio del mismo año. La del mes de abril será motivo de estudio en otra ocasión puesto que ahora nos centraremos en exponer la que más directamente afectó a esta localidad y a sus alrededores, sin olvidar la ciudad de Granada, donde se produjeron la mayor parte de los destrozos que nos describen los cronistas musulmanes y los cristianos.
Ideas de los musulmanes y cristianos sobre los fenómenos sísmicos de la Edad Media
El miedo ante la incertidumbre y las catástrofes naturales, no controladas por ellos y sin explicaciones racionales, han supuesto en la mayoría de los casos que no solo los individuos aisladamente sino las colectividades y las civilizaciones se hayan visto embarcadas en un diálogo permanente con éste. La seguridad es símbolo de la vida mientras que la inseguridad es de la muerte. Todo se puede afrontar con el auxilio de Dios, la Virgen, los santos. Las reliquias, oraciones, rogativas, procesiones,... se han utilizado durante mucho tiempo como medio para lograr escapar y preservarse de los sismos.
En el Antiguo Testamento se consideraban los terremotos como signos de la cólera divina. La Iglesia medieval continua la idea de castigo divino por salirse los hombres de la obediencia. Cuando los hombres estaban al margen de las normas proclamadas o establecidas atraen sobre sus tierras el castigo divino mediante carestías, pestes y terremotos. En el mundo árabe los escribas y funcionarios de los emires y califas registraron los sucesos ocurridos y entre ellos los terremotos, suponiendo que anuncian el fin del mundo y vendrán acompañados de cambios en las estructuras hidráulicas, los mares provocaran tsunamis sobre las poblaciones, naufragios, vientos, volcanes, etc.
Entre los autores árabes al-Suyuti, llevado de sus ideas religiosas y el papel de Dios con los hombres, defiende en sus escritos que el sismo o terremoto se produce cuando Dios quiere y por eso hace temblar un lugar determinado o una región. Los terremotos según este autor pueden venir ocasionados por Dios, el arcángel Gabriel, Satán, la tierra y las montañas. Dios, el Profeta y algún escogido puede paralizar el sismo y controlar el terremoto pues es una prerrogativa divina que Dios concede a los escogidos. Con el terremoto Dios puede ayudar, advertir y castigar. Otros teólogos musulmanes cuando hablan de tipo de faltas y de las sanciones que merecen citan la guerra civil entre musulmanes o entre naciones de esta religión; en este caso Dios los castigará con un sismo. No hay que olvidar que en aquellos precisos instantes en el Reino de Granada estaban enfrentados por el trono Muhammad IX el Izquierdo y Yusuf IV ibn al-Mawl. En aquellos desafortunados días de 1431 unas comarcas siguen a uno de los pretendientes y otras a otro. Las consecuencias de estos enfrentamientos fueron el castigo divino por lo que los terremotos hicieron su aparición, consecuencia directa del enfado divino por haberse enfrentado unos musulmanes a otros.
La campaña de Juan II de Castilla contra Granada y los terremotos
El rey cristiano decidió atacar a los granadinos por lo que el 11 de marzo de 1431 salió de Palencia hacia Medina del Campo. Las tropas se fueron preparando. Estando en Villa Real (Ciudad Real) conoció la noticia de que Muhammad IX de Granada que tenía prisionero en Salobreña al rey Chiquito lo había mandado ejecutar. El 24 de abril, vísperas de San Marcos, ocurre un terremoto [imagen 1] y el rey castellano lo vive en Ciudad Real. Poco despues vemos como el condestable Don Álvaro de Luna entra en territorio granadino y sitúa su campamento cerca de Íllora, ataca a los musulmanes, y continua su campaña por otras tierras granadinas y malagueñas. Los enfrentamientos por el control de Granada entre Muhammad IX y sus oponentes favorecía a los cristianos.
El 28 de junio por fin entra el rey en tierra de moros y se combate la torre de Pinos Puente y el 29 comienzan las escaramuzas con los musulmanes. En este momento aparece en el campamento cristiano un infante moro llamado Benalmao, hijo de Mahomad, que por derecho tras la muerte del Chiquito era el verdadero rey de Granada, y fue recibido por Juan II. El motivo de su visita al campamento cristiano era solicitar el apoyo de los cristianos para conseguir el trono de Granada. El campamento se trasladó al Pago de Marachuchit, cerca de Elvira y se instala con su correspondiente empalizada entre Atarfe y Pinos. La ciudad de Granada estaba muy poblada por las muchas gentes que en ella se habían refugiado como nos dice Luis Seco de Lucena. Tras varias escaramuzas, tanteos y reconocimiento del terreno el 1 de julio se produjo la batalla de la Higueruela [imagen 2] , en la que los granadinos perdieron gran parte de sus ejércitos pues se cifra en doce mil bajas, hecho que nos lleva a ver el enorme desastre musulmán. Por parte castellana se reconoce a Benalmao, llamado Yusuf IV como nuevo sultán de Granada. Las tropas cristianas continúan durante varios días los ataques contra la ciudad y sus alrededores [imagen 3] . En estos momentos se producen los terremotos que obligaron a abandonar la campaña y olvidarse de poder haber tomado la ciudad. Otras fuentes dicen que los musulmanes enviaron muchas monedas de oro metidas dentro de cargas de higos y así compraron la retirada de los cristianos dejando en Granada un rey vasallo. Lo que queda claro es que la magnitud de los terremotos fue tan elevada, con grandes daños, que al menos produjo el cese de las hostilidades.
Sobre los terremotos ocurridos en aquellos aciagos días tenemos algunos textos y opiniones que pasamos a describir para ver como el abandono de la campaña granadina pudo deberse a causas naturales y no políticas. José Galbis Rodríguez en su famoso Catálogo Sísmico de la zona comprendida entre los meridianos 5º E y 20º W de Greenwich y los paralelos 45º y 25º N. Tomo I: Imprenta de Ramona Velasco; Madrid, 1932 nos dice que tras el terremoto de abril ocurrió otro en Granada que nos describe Fernán Pérez de Guzmán, cronista del rey castellano Juan II, con las siguientes palabras: “En este tiempo tremió mucho la tierra en el real (que estaba situado al pie de la Sierra Elvira) e más en la ciudad de Granada, e mucho más en el Alhambra, donde derribó algunos pedazos de la cerca della”. No precisa la fecha exacta del terremoto, aunque sí que intenta fechar el fenómeno sísmico a finales del mes de Junio o primeros días del mes de Julio cuando el rey cristiano estaba luchando contra los musulmanes granadinos y se produjo la batalla de La Higueruela. Observemos que se narran daños importantes en la Alhambra.
El cronista Alvar García de Santa María es más preciso en su descripción de los acontecimientos, en el capítulo XXI de su Crónica nos dice: “En este tiempo tremió la tierra en el Real é mas en la cibdad de Granada, é mucho más en el Alhambra, donde derribó algunos pedazos de la cerca della. En este mesmo año tremió mucho la tierra en el Reyno de Aragón, especialmente en Barcelona y en algunos lugares del Principado de Catalueña y en el Condado de Ruisellón, é fueron por ello despoblados algunos lugares é derribadas algunas Iglesias; é fue tanto este terremoto é tantas veces, que no era memoria de hombres que semejante cosa en aquella tierra hubiesen visto”. Comentando la segunda parte del texto dice Galbis que se refiere a los terremotos de abril pero no estamos de acuerdo con esta explicación sino que se refiere a los terremotos de Julio. En el momento en que los cristianos asolan la Vega es cuando nos situa el cronista el terremoto que afectó al real cristiano y que derribó algunas partes de la Alhambra a lo que añade que se vieron afectados otros muchos lugares del reino de Aragón. Este cronista dice que el real cristiano se levantó el día 10 de julio para regresar a tierras cristianas, se enviaron cartas a las ciudades para que se prepararan para hacer guerra a los musulmanes y que enviaran sus representantes y procuradores a Medina del Campo. El rey salió rapidamente del campamento de Sierra Elvira: “Y el Rey se partió deste Real en diez dias del mes de Julio, e salida la gente del Real y el fardage é todo lo que en él estaba, mandó quemar el palenque é las chozas é todo el Real; é la priesa fué tan grande, que algunos perezosos perdieron algo de su hacienda por no salir con tiempo...”
Por su parte Alonso Barrantes Maldonado habla de estos eventos diciéndonos: “En este tiempo tembló la tierra en el real del Rey, y en Granada se cayó parte del Alhambra;... fue tan grande este temblor y tantas veces que no había memoria de gentes que uviesen visto otra cosa semejante”. A todo ello añade Pulgar otro testimonio importante para el estudio de esta serie sísmica: “no desanimándole [al rey de Granada] los malos sucesos, ni aún las demostraciones, e señales de la tierra propia, que en estos días tembló diversas veces en Granada: e lo que más había en que reparar, fué el ver con los temblores caerse algunos pedazos de las murallas de la ciudad, e también tembló el Alcázar del rey de Castilla”.
Lafuente Alcántara sitúa los hechos siguiendo las cronicas cristianas y árabes, tras contar la batalla de la Higueruela, las deliberaciones de los cristianos sobre la conveniencia o no de tomar la ciudad y otros pormenores pasa a describir la situación interior de Granada y los ánimos y congojas de sus habitantes. Las consecuencias de las entradas y ataques de los cristianos habían dejado al monarca nazarí y a sus seguidores en una calamitosa situación, las palabras de este historiador son las siguientes:
“Granada entre tanto ofrecía un cuadro tristísimo. Las hijas, las madres, las viudas lloraban amargamente, contemplando desde sus mismas casas el campo de batalla cubierto con los cadáveres de sus padres, de sus hijos y de sus maridos. El terrible fenómeno que amargaba de vez en cuando con ruinas y muertes á los granadinos, hizo más acerbas sus tribulaciones. Los subterráneos de Sierra Elvira resonaron con hondos bramidos y los terremotos de que eran predecesores hicieron bambolear á toda la comarca de Granada. Muchas torres y mezquitas se cuartearon y un paño del muro de la Alhambra se desplomó con pavoroso estruendo. El rey Izquierdo procuró mitigar la aflicción general, repartiendo limosnas á las familias huérfanas y paseando las calles para animar con su presencia á los tristes moradores. Los elementos y los hombres parecían conjurados contra los moros: permaneciendo en sus hogares corrían peligro de morir sepultados entre los escombros: si acampaban al aire libre se exponían á quedar cautivos ó á recibir la mortal estocada del enemigo”.
El Bachiller Fernán Gómez de Cibdadrreal añade a lo dicho anteriormente: “Era vero que dos tiemblos de tierra batieron muchas casas de la cibdad”. Uno de los mejores estudiosos de la España musulmana Conde en sus Memorias aporta el texto siguiente: “La tierra se estremecía con grandes vaivenes y subterráneos bramidos y truenos que en sus entrañas se oían, atemorizaba á los más valientes, y todos esperaban grandes cosas”.
Por todo esto estos terremotos hay que situarlos entre los días 1 y 10 de julio, fechas de la batalla de la Higueruela y la del levantamiento del real cristiano. En algunas crónicas se dice que los cristianos estuvieron razziando los alrededores de la ciudad durante seis días y otras dicen que fueron ocho, en todo caso en estos momentos tuvo lugar el fenómeno a que aluden los cronistas e historiadores. Los efectos de aquellos terremotos se dejaron sentir sobre la ciudad y la Alhambra que no pudo ser restaurada hasta pasado mucho tiempo pues Torres Balbás cuando habla de la llegada de los Reyes Católicos cita una serie de obras realizadas como consecuencia de estos sismos pues muchas dependencias de la colina roja habían pasado a poder cristiano en mal estado. Los musulmanes no tenían recursos suficientes para reparar los desperfectos ocasionados y por ello los cristianos tuvieron que hacer frente a estos problemas. Un francés que asistió a las capitulaciones de Granada dice que los monarcas antes de partir hacia Aragón habían hecho reparar algunas torres y otras edificaciones, lo que acredita el mal estado de las fortificaciones en 1492. Esta idea también la expone el viajero alemán Jerónimo Münzer en 1494 y dice que los reyes granadinos habían dejado de reparar las construcciones pues se dieron cuenta que no podían resistir a los reyes de Castilla por lo que permitieron que se derribasen muchos de los edificios. Para hacernos una idea de la magnitud de estos terremotos indiquemos que las crónicas nos dicen que afectaron con grandes daños a la ciudad de Almería. También hay cronicas especificando los daños en Barcelona y Sur de Francia.
Contamos con un testimonio significativo de Ibn Asim que nos habla de la destrucción del palacio de los Alijares, gracias al trabajo de Alicia de la Higuera contamos con la traducción de una fuente árabe de extraordinaria importancia para saber algo más concreto sobre los efectos del terremoto. Nos dice el autor musulmán: “Le afectó aquella gran sacudida y enorme terremoto, dejando allí importantes restos; los graves sucesos retrasaron su reparación que hubiera evitado la demolición de sus columnas tan hermosas, el saqueo de su revestimiento de azulejos de hermosa factura, la apropiación indebida de las piezas de mármol de alto valor, la agresión contra los árboles de su almunia de elegantes variedades y raras especies. Grande fue la pena y la tristeza [que causó] esta enorme pérdida”. A ello había que sumar los efectos sobre otras construcciones que se fueron levantando desde la época de Muhammad V a Yusuf III. Los Alijares no fueron destruidos en la etapa morisca como se pensaba sino ya en el siglo XV por los terremotos de Julio de 1431, los cronistas del siglo XVI vieron las ruinas de estos palacios aunque si se conservaban parte de los jardines pues nos dice Mármol Carvajal y luego más tarde Lafuente que en 1482 el monarca Muley Hacen se paseaba por ellos.
A consecuencia de este terremoto el sistema hidráulico sufrió modificaciones, las aguas de los Alijares que llegaban desde el río Aguas Blancas se cortaron por el derribo de un antiguo acueducto y en época de Isma´il en 1455 se canalizaron de nuevo las aguas pero desde la acequia de la Alhambra, con ello salvaba lo que quedaba de los jardines pero no se pudo conseguir devolver el agua a la zona más alta de la Alhambra y se convierte en un erial desaprovechado para la población.
En el siglo XVIII Gutierre Joaquín Vaca de Guzmán publica una obra: Dictamen sobre la utilidad, o inutilidad de la excavación del Pozo-Airon, y nueva abertura de otros pozos, cuevas y zanjas para evitar los Terremotos. Este autor parte de la creencia de que los musulmanes habían abierto un pozo, el Pozo Airón, en las afueras de la ciudad, delante de la Puerta Elvira, con el fin de permitir que escaparan las corrientes de aire caliente que al circular por el interior de la tierra producían los terremotos. Estas creencias están basadas en las primeras hipótesis que los griegos realizaron sobre los terremotos y en relación con los volcanes. No debemos olvidar la alta actividad sísmica y volcánica de Grecia y la Magna Grecia (Sur de Italia y Sicilia). Nos da un testimonio también significativo al citar al bachiller Fernán Gómez de Cibdarreal y su Epistola a D. Lope de Mendoza Arzobispo de Santiago. En este testimonio se dice que el médico del rey Juan II estando en el real de Sierra Elvira a principios de julio sintió como el resto del ejército repetidos temblores de tierra y al menos dos de ellos fueron violentos pues destruyeron muchas casas de la ciudad. Este autor dice que él vio como varios capitanes proponían al rey tomar la ciudad en aquellos momentos de incertidumbre pues la fortuna mostraba que quería aterrar a Granada con los tiemblos de la tierra.
Con todo esto podemos decir que las campañas contra Granada se vieron afectadas por los terremotos, se produjeron en Granada cambios en el gobierno: Muhammad VIII, Muhammad IX y Yusuf IV. Sabemos que hubo dos series sísmicas que hasta ahora se habían confundido, siendo la de julio la que permite conocer como afectaron a las estructuras urbanas: palacios, casas, murallas, mezquitas, etc., de la ciudad. Además los terremotos asustaron a los cristianos y levantaron el campamento para regresar a sus lugares de origen. Por último, decir, que Granada pudo convertirse en una ciudad cristiana en 1431 pero los “designios divinos” no hicieron realidad aquella aspiración.
La serie de abril parece que tuvo su epicentro cerca de Atarfe, Longitud 3.7 W y Latitud 37.24 N., asignandosele una intensidad entre VIII-IX. La serie de Julio resulta más intensa, con valores entre IX-X, por lo que es notablemente más destructora. Aún no está claro su posible epicentro pues la distribución de daños, Granada, Almería, Levante, Cataluña, etc. hace difícil su ubicación. Conocer nuestra historia desde todos los puntos de vista es una de las metas que perseguimos.